Lecciones de cinismo
AGUSTÍN MORENO | 7/4/201
Según la última
Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA 2012), España está
por debajo de la media en habilidades para solucionar problemas cotidianos. A
nuestro alumnado no se le da bien programar el aire acondicionado, escoger la
mejor combinación de metro o tren para moverse en una ciudad desconocida,
sentar a unos invitados a una mesa según sus preferencias o hacer funcionar un
robot de cocina.
Habrá
que convenir que esta capacidad para resolver problemas cotidianos tiene más
que ver con el modelo familiar y social que con la escuela. Son las familias
las que facilitan o no un mayor grado de autonomía a los jóvenes; y aquí parece
que son excesivamente proteccionistas. Como dato, los jóvenes españoles son los
que más tarde se van de casa. Tampoco parece que viajen tanto como los
centroeuropeos, por poner un ejemplo. Es decir, que las habilidades prácticas
para la vida depende tanto o más de la tribu que de lo que se enseñe en los
centros educativos.
Pero la ocasión y el
oportunismo lo pintan calvo. A la secretaria de Estado de Educación le ha
faltado tiempo para seguir desprestigiando al profesorado. Responsabiliza a los
docentes y a los centros de los “pobres” resultados por la “metodología
anticuada”, que únicamente
pone énfasis“en el aspecto memorístico” y
no en la “resolución de
problemas, el trabajo en equipo o el espíritu crítico”.
Tenemos derecho a
exigir a la administración educativa que analice con rigor y sin ocurrencias.
Por ejemplo, detrás del dato global hay otros muy interesantes a considerar:
a) El alumnado inmigrante
en España ha obtenido mejores resultados. ¿no estaremos constatando ese exceso
de proteccionismo en las familias españolas mientras que los inmigrantes
espabilan más con la adaptación y la asunción de responsabilidades?
b) Los alumnos de
Madrid superan la media del informe Pisa y obtienen 30 puntos por encima de la
media nacional ¿eso significa que el profesorado de Madrid no es obsoleto ni
anticuado y que usa metodologías más innovadoras?
c) Bajan la media
los hijos de familias de alto nivel cultural y de renta que obtienen peores
resultados que los de igual perfil de otros países, mientras que los chicos de
familias más humildes obtienen resultados similares a sus homólogos.
El Ministerio de
Educación, en su infinita sabiduría, nunca se equivoca y tira de brocha gorda:
la culpa es del profesorado. Y Gomendio aprovecha de nuevo PISA para vender la LOMCE , cuando esta ley es lo
más contrario a la escuela activa que defendieron los grandes pedagogos
progresistas. Si por algo se caracteriza la LOMCE es por su marcado carácter economicista,
por los currículos cerrados, enciclopédicos y exhaustivos que dificultan
didácticas más dinámicas de aprendizaje. Valga como ejemplo la crítica
del gran historiador Josep Fontana:
“Nada más disparatado que ese programa de Historia de España de 2º de
bachillerato donde se comienza diciendo que es “esencial el análisis y
comentario de textos históricos, mapas, gráficos, tablas estadísticas
imágenes”. Lo cual resulta imposible ante la necesidad de completar un total de
51 temas de una amplitud y densidad tal que dudo que puedan desarrollarse en un
curso de bachillerato”.
Puro aprender a
repetir y no a pensar. Ello conduce a lo que un estudiante decía: “No tengo tiempo de aprender,
porque tengo que estudiar.
De qué autonomía y de
qué renovación metodológica habla el Ministerio de Educación cuando las aulas
están masificadas, sin profesores de refuerzo y cuando todo se centrará en el
futuro en la preparación de pruebas externas, no como evaluación formativa sino
segregadora. Si han liquidado la formación del profesorado y evitan la entrada
de profesores jóvenes al amortizar 9 de cada 10 jubilaciones. Si se ignora al
profesorado y se suprime la participación democrática de las familias y el
alumnado, que no van a decidir nada en los consejos escolares. Todo ello va en
contra del aprendizaje significativo, de la educación para la vida y para el
crecimiento personal y como ciudadanos críticos.
La necesaria
renovación pedagógica, que siempre he defendido, vendrá del compromiso del
profesorado con la escuela pública para evitar los daños que la actual
administración la está causando. Ahora que está tan de moda medirlo todo ¿por
qué no se mide el grado de incoherencia de Gomendio y Wert entre la propaganda y su práctica?
Porque la LOMCE
y los recortes agravarán la situación mientras duren y por mucho que se eche la
culpa al maestro armero y proclamen la excelencia de la
ley más sectaria y contestada de la democracia, los resultados no mejorarán.
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