Marea Verde, de la reacción a la proposición
Matías Escalera Cordero. Autor de Memorias de un profesor malhablado (Amargord, 2013)
La Marea Verde, ese conglomerado
de asambleas de todo tipo y carácter, de organizaciones ciudadanas, de padres,
de estudiantes y de profesores, e incluso políticas y sindicales, que defienden
una Escuela Pública vertebradora del sistema educativo, y no reducida al papel
de mero componente degradado y subsidiario en una red educativa privatizada, es
el resultado de la confluencia de tres factores aparentemente dispares. Uno es
la labor de resistencia y persistencia, durante años, de las plataformas en
defensa de la escuela pública, que como la de Vallecas (de donde surgen
precisamente los símbolos que la identifican, la camiseta verde y el lema “una
escuela de tod@s para tod@s” ) aportan memoria y fundamentos; otro lo
constituye el 15M, no sólo en cuanto tal fenómeno arrebatador y catalizador de
acciones y energía, sino también, y sobre todo, por lo que supuso en términos
prácticos y efectivos, al reintroducir la asamblea y la horizontalidad como
métodos de lucha y de auto/movilización, si pudiese ser expresado así, en los
movimientos de masas, después de décadas de olvido; en concreto, desde la
Transición y la posterior consolidación del sistema político y social surgido
de la misma, el actual régimen. Y el tercer factor –y no sería el menos
importante– es la torpeza estratégica que supusieron las famosas instrucciones
de julio de 2011, de la Consejería de Educación de Madrid, encabezada por Lucía
Figar; cuyos efectos provocadores y reactivos se encargó luego de incrementar
con su conocida impericia uno de los políticos más ineptos de los últimos
tiempos, el ministro Wert.
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